miércoles, 12 de marzo de 2008

CÓMO CRIAR HIJOS LECTORES


· 1-4 años · Revista Nro.139
Nadie discute los beneficios de la lectura para los niños, pero ¿cómo lograr que se interesen en ella en un país donde los adultos no leen, no compran libros ni les leen a sus hijos?
Los expertos coinciden en que un niño que lee tiene muchas ventajas académicas y emocionales. Pero los índices de lectura y comprensión de los chilenos son vergonzosos. Estamos a sólo seis puestos del último lugar de la lista en comprensión lectora y el 45% de la población declara no leer. El 40% de los hogares tienen menos de 10 libros; el año pasado se compraron 1,7 libros por hogar; el 72% de las familias nunca o casi nunca compra uno; y el 45% de los padres con niños menores de 5 años no leen a sus hijos.


Yolanda Reyes, escritora colombiana, experta en fomento lector y fundadora del proyecto de animación a la lectura Espantapájaros Taller da pautas para revertir esta situación.

¿Por qué es importante que un niño sea lector?
Por muchas razones: cognitivas, emocionales y culturales. A través de la imaginación y de nombrar lo que no existe, el pensamiento humano puede trascender en todos los sentidos de la palabra y operar con categorías que no son tangibles. Cuando se abre la puerta al pensamiento que nombra lo invisible, se abre el mundo de la cultura, la imaginación, la ciencia, la literatura, la espiritualidad. La lectura y el relato contado por los padres desde la primera infancia le dan al niño el pensamiento abstracto. Y por el lado de lo emocional, poderse reconocer, descifrar y saber que hay otros que sienten lo mismo, es la mejor manera de acercarse a los sentimientos humanos y aprender a lidiar incluso con lo que no es fácil de manejar.

Los estudios demuestran que en Chile tenemos bajísimos índices de lectura y comprensión y en las familias hay muy pocos libros. ¿Qué estamos haciendo mal?
- La pobreza cultural es como un mal gen: se transmite de generación en generación. Por eso es un tema que tiene que ver con lo político y lo social. En el ámbito doméstico, pienso que el momento en el que más lectores se pierden es en la alfabetización inicial, pues se desconoce que leer es un proceso de complejidad creciente y que no se aprende en 9 meses. También por ausencia de modelos adultos. Si para los padres la lectura no ocupa ningún lugar en su vida, es muy difícil que les interese a los hijos, aunque los llenemos de discursos...


¿Y qué pasa en los colegios?
- La escuela se está centrando sólo en la técnica y olvida el contexto. Es como enseñar a nadar: se enseñan los estilos mariposa, libre... pero también a disfrutar la piscina. Los libros son como la piscina; la técnica sola no sirve para nada.


Un triángulo amoroso
El vínculo que se establece desde el nacimiento del hijo o incluso antes, a través de los cuentos, permite crear una atmósfera íntima, dice Yolanda Reyes. En este ambiente -en que los niños tienen a sus padres cautivos por un tiempo sólo para ellos- se fundan las bases de su futura capacidad como lectores. Y se aprende a asociar la lectura con algo placentero.


Hablas de un triángulo amoroso que se da entre los padres, el hijo y el libro. ¿Qué importancia tiene?
- Yo creo que es fundamental; ahí está toda la magia de la voz y el poder de la comunicación.


¿Qué significa para un niño que los papás les lean?
- Es una conversación profunda sobre la vida, en lenguaje cifrado, que permite dejar las prisas cotidianas y dejar la máscara domesticadora y educadora que todos los padres tenemos. La literatura permite decir que uno se siente el ser más extraño el día que nace un hermanito, o poder nombrar lo que nos da miedo.


¿Qué importancia tiene para el vínculo entre papás e hijos?
- Es impresionante. Los niños que son abrazados y acariciados por sus padres a través de los libros, siempre asocian la lectura con ese placer y ese abrazo.


¿Qué errores cometemos como papás en el esfuerzo porque sean buenos lectores?
- Obligar a leer no funciona; seducir y crear atmósferas para leer, siempre funciona. No puede haber obligatoriedad o normas vacías, como 'ahora todos vamos a leer 10 minutos'. Un error común es pensar que todos tenemos que ser lectores de la misma manera o leer los mismo textos, o que todos los hijos son iguales y lo que le gusta al mayor le va a gustar al siguiente. Otra equivocación es predicar sin practicar. Los niños sólo creen en lo que viven los adultos.

Dices que se empieza aprender a leer desde la primera infancia, no sólo en el colegio. ¿Cómo favorecer este proceso?
- Todo lo que se haga antes es importantísimo. Para muchos niños familiarizados con los libros, aprender a descifrar alfabéticamente es facilísimo. Todo el vínculo emocional y el entorno significativo son una coraza protectora, y hacen que un niño -así sea difícil el proceso- piense que vale la pena hacerlo. Hay niños a los que les han leído y abrazado tanto, que sobreviven a los profesores más nefastos. Lo único que los protege es lo que se hizo antes con él y que hay que seguir haciendo.


Aunque el niño ya lea por sí solo, ¿hay que seguirle leyendo?
- Sí, es importantísimo seguir haciéndolo, porque ahí están pasando otras cosas. La lectura es nutrición emocional, permite compartir y crear atmósferas que de otra manera no son fáciles de crear en esta vida moderna.


¿Qué beneficios trae leerle al hijo para el aprendizaje de la lectura y escritura?
- Los niños aprenden en forma natural la entonación, los matices de la voz, la puntuación, las ironías del lenguaje, los sentidos connotativos y toda la conciencia metalingüística. Las rimas, por ejemplo, hacen que desarrollen mecanismos de juego que más tarde les ayudarán a aprender a leer. Los niños a los que les han leído piensan en la lengua de una manera distinta, la desarman, juegan con ella, amplían el vocabulario, las cualidades interpretativas, usan mecanismos de contextualización... no se dan cuenta y van a estar leyendo.


¿Se puede recuperar un mal lector?- Siempre se puede, como pasa con algunos adolescentes, cuando descubren que los libros le dicen algo a su vida y que no tienen que ver con el colegio, sino con él mismo. Incluso hay padres que se convierten en expertos en literatura infantil al leerle al bebé, aunque nunca leyeron "El Quijote" ni "Crimen y castigo".

MANOS A LA OBRA
• Leer al hijo no es sólo tomar un libro. También es muy bueno contar o inventar historias, decir rimas, juegos con las palabras, adivinanzas, escuchar canciones de Mazapán o cantar canciones de cuna. Puede ser a la hora de comida, en el auto camino al jardín o el colegio.


• Armar una pequeña biblioteca: - Desde recién nacidos no debe faltar un libro de poemas de la tradición oral y de poesía de autor, libros de arrullos o poemas para dormir.- Continuar con un libro de imágenes sin palabras, que el niño pueda morder, dormir con él. Yolanda Reyes recomienda los libros de la ilustradora Helen Oxenbury.- Libro álbum, de texto e imágenes, desde los 2 y 3 años. Tienen pequeñas historias relacionadas con la exploración del mundo. La escritora recomienda a Maurice Sendak, Anthony Browne e Ian Falconer.

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